martes, 28 de junio de 2016

1973

1973 NUNCA MÁS… ¿NUNCA Más? 

A 43 años del golpe decimos nunca más con 43 en Iguala de Ayotzinapa durante el 2014 que no supieron ni sabrán del nunca más. 200.000 muertos/desaparecidos durante el “Proceso de Reorganización Continental de Sudamérica”, Plan Cóndor, Escuela de las Américas. En el 2016, 117 el número de cadáveres encontrados en una playa de Libia, más de 700 muertos encontrados en una semana en playas del Mediterráneo, 470.000 muertos y 5.000.000 de refugiados en Siria, 3.200 personas muertas ahogadas en Lampedusa, más de 20.000 muertos en pateras se calcula hasta el 2015, 1.033.000 muertes consecuencia de la invasión a Iraq… Podemos seguir llenando hasta millones en cifras que se diseminan por el aire y hasta podríamos decir que en el 1700 en las guerras el 10% de las bajas eran civiles y que ahora son el 90%. 

Es que creo que si reducimos el “Nunca más” a nuestro entorno, reducimos la igualdad y la tolerancia hasta la nada. Mientras sigamos pensando que somos de países diferentes, de religiones diferentes, de Continentes diferentes, de categorías diferentes…el NUNCA MÁS, será como otra foto del Che, Gandhi, etc., en alguna camiseta barata de feria… y comprada a los mismos asesinos de éstos. 

No puede haber un NUNCA-MÁS efectivo, que contemple únicamente actos violentos locales, cuando la causa que lo genera proviene de acciones globales. 

Si fuera así, seguramente a cada minuto en el MUNDO ENTERO recordaremos un NUNCA MÁS, que ese sí, mantendría despierto al gran durmiente para siempre, ante la acción vandálica de los opresores del amor. 

Hay que convencerse de una vez. El amor no es una herramienta romántica de Hollywood, ni de la literatura clásica, comercial o de ópera, etc. El verdadero amor, es la energía más poderosa que pueda llegar a conocer el ser humano y que tan solo unos pocos han podido acariciar… ¡Y como temblaron los Imperios, cada vez que esto ha sucedido!!!!!                                                       

sábado, 25 de junio de 2016

SIempre he intentado

Siempre he intentado escribir buscando alcanzar más allá de lo que para mi era evidente. Hoy veo por escritos de otros, que muchas veces se trata simplemente de contar vivencias propias y quedarse en el más acá, para alcanzar un mayor grado de comprensión por parte de quien lee. Creo que comenzaré a escribir los más acá y seguiré, como hice gran parte de mi vida, compartiendo los más allá conmigo mismo… y los muy allá, que nunca han visto otras luces que mis dos pupilas sin siquiera pasar por mi estado consciente, quedarán como rastro de pensamiento en algún lugar de mi psiquis. El Hombre pareciera agonizar ante la abundancia, es decir, ante tanta proliferación de seudo-cultura el Hombre en general se siente culto y se queda quieto. Pero ésta no es contagiosa…se compara la cultura con el SIDA y como para la primera no hay preservativo, todo el mundo cree contagiarse con cultura por el simple hecho de haber, alguna vez, tocado un libro, escuchado una música, visto una exposición, escuchado a un trabajador del campo…pero no es así. Como la cultura tiene target y es un sustituto del poder financiero (es decir: no tengo un centavo, no puedo hacerme selfies porque no viajo, soy un deshecho industrial del siglo de las máquinas, no soy poderoso…pero soy culto) el Hombre se siente un “algo” siendo culto o intelectual dentro de ésta masa que se valora por el tener. La cultura es un tener algo. De hecho lo vivencio todos los días: (si escribes y solo eso, eres un irresponsable que malgasta su tiempo haciendo la nada propia de un delirante que ha perdido la noción de la realidad. Ahora que, si llegas a ganar algún dinero con aquello que escribes ya vas camino a ser un genio y un ser importante…empieza a tener valor lo que escribes). Pero la verdadera cultura si no tiene aplicabilidad social no existe, si no genera una transformación no es más que información acumulada. Hoy las grandes transformaciones sociales radican en cambiar de marca de ropa, color de pelo o forma de alimentarse. Nadar en fórmulas de meditación, alternar en lo moderno (que no es más que la reiteración de lo antiguo), hablar del no soy… pero que lindo que estoy y que bien me veo, etc. Es la era de las peluquerías, los gimnasios, las dietas, las tiendas de ropa (en rebaja), la informática y las drogas. Donde todo el mundo se siente un auténtico astronauta por saber darle al “me gusta”, se siente acompañado por comunicar con gente que no ve, ni conoce, ni huele y vota sin saber al qué. El producto cultural siempre se diferenció de los demás productos comerciales en su origen y en esa necesidad de tener que pasar por terceros (llámense críticos) para ser consumido. Lo que nunca se tuvo en cuenta que sin receptores que estén interesados en elaborar su propio juicio crítico ante la vida, el arte deja de existir ya que la obra de arte no es aquello que se aplica en un determinado soporte, no es un ente decorativo, es aquello que pasa por el tamiz del receptor y lo transforma de alguna manera, influyendo en el medio que lo rodea. Es decir, un Guernica en el medio del desierto sin que nadie lo vea no es una obra de arte, es un trozo de tela en un bastidor manchado de pintura. Es el observador que lo transforma en arte… no hay muchos observadores con capacidad crítica hoy día. Es simple, mientras se consideren productos financieros la salud, la educación y la alimentación…¿qué podemos esperar de la cultura? Cuando confundimos sistemas de embellecimiento masivo con sistemas de salud, adoctrinamiento con formación, alimentación con consumo, limosna con ayuda, compartir con dar sobras, construcción de una herramienta laboral con formación de un profesional con vocación, educación con cultura, etc.…poco podemos esperar del arte que se presente como tal. La mayoría de aquellos llamados gestores culturales lo saben, pero… deben cuidar sus ingresos de dinero. Lamento ser tan tajante pero, como dije al comienzo, creo que comenzaré a escribir los más acá y seguiré, como hice gran parte de mi vida…

miércoles, 1 de junio de 2016

Hoy se ha alcanzado...

Hoy se ha alcanzado que por el voto de las mayorías gobiernen estos llamados partidos de las izquierdas, y queremos vivir como viven los países en donde hay gobiernos de derechas. Dejamos sentado que el populismo es un demasiado democratismo e igualdad de derechismos. Así que nos inventamos otro ismo que nos satisfaga, es decir, que se sigan ahogando africanos en el Mediterráneo pero que no me salpiquen el chiringuito... es decir, menefreguismo Ya una vez pasados por las derechas, los totalitarismos y las izquierdas…es obvio que regresamos a las oligarquías (las que nunca dejaron de estar pero que al menos las pintaban de color democracias) y ahora encima las votamos.
Hoy que somos libres de comer lo que queramos ya que podemos comprar de todo, somos intolerantes a casi todo y sobre todo a no encajar en los talles de moda, en una relación peso volumen que va más allá, hasta de la física cuántica.
Siempre hemos estado al menos quince años por detrás de los acontecimientos, es decir, se demora ese tiempo en comprender qué sucedió. Pero ahora creo que estamos abusando del ninguneo. No somos ignorantes, somos cobardes, egoístas e hipócritas que nos hacemos los desentendidos por miedo a que nos hagan perder los tres céntimos que ganamos gracias al prostituir nuestras vidas en pos de intereses que ni siquiera nos benefician. Hay un mar de gente que habla de cosas que embargan el alma y lo solucionan todo con un degusta… En éstos días no hay militares, ni torturas en las calles, ni bombas en Sudamérica…solo hay gente que no quiere perder su tarjeta del Mc Donald o del supermercado, que le importa tan solo llegar a la erección u orgasmo de los sábados y cambiar de coche cada fin de año. Es lo que somos. E intentar ir más allá es peor. Encontramos gente que pierde vida y dignidad en carreteras del terror en África para ser así de menefregusitas como los desarrollados o en vías de desarrollo… para terminar en contra de ellos mismos…Seguir profundizando es buscar creer en un Dios todopoderoso para poder decir ¡Yo no fui, es su voluntad!