martes, 28 de agosto de 2012

¿Qué, de todo, podré ver como arte?


¿Qué, de todo lo que hay aquí, podré catalogar como arte?

El artista es, por lo que siente y cómo lo siente, la forma que utiliza para expresarse es un soporte (plástico, lingüístico, sonoro…) para difundir ese sentir.
Si llamamos Arte a cualquier actividad humana hecha con esmero y dedicación o a cualquier actividad o producto realizado por el ser humano con una finalidad estética o comunicativa, a través de la cual se expresan ideas o emociones… caeríamos en una generalización tal, que cualquier cosa podría ser arte.
Por ello, me inclino a defender que es básico definir como arte, toda forma de expresión de un INDIVIDUO despojada de todo INTERÉS ajeno al propio sentir.
El artista tiene una relación especial con la vida. Tiene una conexión abierta de forma permanente entre su sensibilidad y aquello que vive. No sabe cerrar las puertas de las emociones y camina a venas  abiertas. Vive en un permanente sentir y acumula esas vibraciones. Es sensible al sentimiento,  a la semiótica,  los sonidos, las temperaturas, luces y sombras… Es un acumulador de energía andante que en algún momento debe transformar esa energía acumulada en algo…y ese algo por lo general se transforma en un hecho comunicativo que como tal, luego debe ser interpretado…y es aquí en donde se genera la confusión.
Muchas veces me pregunto: ¿De todo aquello que nos han mostrado como arte…qué es arte?
Fuera del circuito comercial, el artista no es más que un delirante del que la sociedad se apiada por incomprensión (miedo a lo incomprendido o a perder estatus social al quedar como un ignorante fuera de la modernidad, etc.), un tipo raro con ideas extravagantes y sensaciones exageradas, y al que no se presta la “atención” debida por carecer del “permiso” pertinente (valor de mercado). De hecho, el artista primero debe tener un valor de mercado para luego ser considerado tal. Siempre me he preguntado si un Goya hubiera sido conocido de haber comenzado por los oscuros en lugar de los retratos de la corte…
Tendemos a llamar “arte” a las obras que  ocupan la mayoría de los “espacios” que otrora oficiaron de soportes para la difusión o promoción de “productos” intangibles de los distintos espacios promocionales de los edificios de culto, de estado, etc. Es fácil de ver en el Renacimiento, falta de libertad de expresión donde todos los temas eran censurados por las clases dominantes (religión, inquisición, monarquía, etc.)  y su difusión debía regirse por los estrictos cánones preestablecidos. Esto llevó al Artista a obviar el tema y transmitir por medio del color, la textura, la magia de su técnica. De hecho, yo obvio el tema cuando me enfrento a un Bernini, por dar un ejemplo. Éste particularmente, alcanza un lenguaje  sensible que está más allá de todo tema posible, y por medio de las formas, superficies, contrastes y maestría técnica, alcanza el alma misma del espectador despertando sus fibras más sensibles. Si bien los temas de las obras tienen un interés predeterminado  que los aleja del arte, la técnica en un estado tan elevado, habilita un segundo conducto de expresión que se despega del tema y cobra vida propia y se transforma en arte.
Hasta el Neoclasicismo, reconozco dos aspectos que son disonantes: el tema y la técnica. El cronista y el artista.
Para comprender esto, debemos entender que toda forma expresiva se valida con su difusión, de otra forma no existe. Ésta difusión ha sido por siempre dominada por intereses específicos, conductistas, que respondieron y responden a los poderes dominantes. Esto quiere decir que se difunde aquello que encaja dentro de los cánones permitidos (censura, imperialismo cultural, etc.) o bien se adaptan a ellos. Éste solo hecho lo invalida como arte. Se ajusta a un interés, no es el artista que comunica, simplemente se transforma en una herramienta a través de la cual se comunica el poder...y es éste poder el que paga por el arte. Es decir ¿Habría colgado el Rey Carlos IV las pinturas y grabados de la serie de “los oscuros” de su gran retratista Goya en las paredes de su palacio?  Creo que todos sabemos la respuesta. Por otro lado exponía sus retratos muy bien retocados.
   
“Vivir del arte”, esta simple frase que condiciona  la expresión a la rentabilidad, se ajusta a un sistema establecido de mercado y por lo tanto deja de ser arte ya que pierde la condición fundamental de ser un acto expresivo desinteresado.
Los hay que han logrado una “demanda” para su “producto artístico” en vida, fenómeno ideal para el artista el poder dedicar su vida entera a ello. En el caso de la pintura, el descubrimiento de la fotografía fue fundamental para que esto sucediera. Una herramienta de comunicación más ágil y fácil de multiplicar, que sumada a la imprenta, generaron la combinación perfecta para difundir mensajes a bajo coste. La pintura pierde interés como herramienta de difusión masiva y se recluye a espacios reducidos para una elite intelectual que invierte en arte.
Pienso que el “cenit” entre estos dos estados de la pintura es el gran Guernica de Picasso. Tema y técnica bajo un solo sentir, libre, propio, individual y maduro. ARTE en su más pura expresión.
Es como leer un texto en un idioma extranjero. Curricularmente nos enseñan idiomas ya que sin ellos dicen que no es posible convivir en la nueva sociedad. No nos enseñan el idioma del arte. Imaginen un Quijote impreso para comercializarse en el mercado chino y no traducido, simplemente explicado por algunos “eruditos” autorizados como capaces de comprenderlo (críticos o literatos), explicando el Quijote a los chinos. Que pobreza de resultado. Le cuentan lo que “es” el libro y se lo dan para que lo cuelguen de una pared. Cada chino repetirá simplemente lo que dijo el erudito. A diferencia de otros idiomas “el idioma del arte” no es un conjunto de símbolos que agrupados de determinada forma tienen un significado específico. En el arte despiertan las sensibilidades, se conectan los  circuitos sensibles, se invoca al individuo. Por ello es que en literatura sobre todo en poesía muchas veces no hay un sentido puramente técnico, hay un sentir de una combinación de letras aparentemente sin lógica, pero que despiertan algo más allá de la comprensión formal.
“Verde que te quiero verde…” frases que no se “leen” se sienten. Un resultado artístico.
Este potenciar la sensibilidad, híper-sensibilizar al individuo, no condice con los códigos que conforman una sociedad de consumo, en donde se unifica la necesidad del tener, se potencian los miedos y se hace de la referencia externa una necesidad de supervivencia. Es decir, le es necesario que se reaccione de igual manera ante un mensaje condicionado determinado. “Ante el sonido de una botella destapándose, todos a beber”  
¿Cómo creer que un mensaje que tienda a individualizar al receptor pueda ser apoyado por algún medio del actual sistema?
De hecho el arte hoy día es un producto turístico de alta rentabilidad, con circuitos repetidos por millones de personas que, atiborrándose de fotografías que no comprenden pero que asumen como trofeo de caza para muestra a su regreso, son conducidos ordenadamente a las tiendas, restaurantes, cafeterías, etc.
Cada vez que entro a un museo me pregunto lo mismo ¿Qué, de todo lo que hay aquí, podré catalogar como arte?  


viernes, 24 de agosto de 2012

Como decía Tabaré...


La mayor satisfacción que tengo cuando me equivoco es saber que es desde mi propio punto de vista. No me fatiga el equivocarme, me avergüenza el conformismo. Me es más satisfactorio equivocarme que vivir bajo el engaño de repetir lo ajeno y la comodidad de dar por hecho aquello de lo que simplemente no me entero, pero que se, que la mayoría da por cierto. 
Cómo decía Tabaré Etcheverry: “Un cantor para saber de la vida y de las cosas, ha de leer muchas hojas en el diario recorrer. Pero el querer aprender requiere tiempo y paciencia, el sazonar la conciencia no es moco de pavo mi amigo; la que le cortó el ombligo ya le daba independencia…”

miércoles, 22 de agosto de 2012

Un ateo diría: No creo que exista la libertad.
Un agnóstico diría: Desconozco sobre la existencia de la libertad.
Un Ignóstico diría: ¿Qué se entiende por libertad? 

Así comienza éste diario de un ignóstico que tiene la maldita costumbre de ejercer su propio juicio crítico, analizando aquello que se da por hecho a priori,  sin cuestionar, por temer a la propia intuición, a la propia lógica, al uno más uno que hace a las millonésimas de las que nos informan día a día. 
¿Porqué?
Por que me conformé de esa manera, no porque sea bueno o malo, mejor o peor, más o menos...simplemente es otra maldita costumbre...de no haberme cuestionado nunca, seguro habría elegido ser creyente...y que piense otro.