jueves, 23 de julio de 2015

Marco: Aunque no lo parezca...hablo de amor.

Aunque no parezca…hablo de amor.

Honrar a los antiguos pensadores es justamente cuestionarlos, así como ellos cuestionaron a sus antecesores, pudiendo así, alcanzar nuevos horizontes. Las verdades absolutas son para los temerosos que necesitan de seguridades o predicciones para dar el siguiente paso, no establecen un juicio crítico propio o carecen de la capacidad de realizar un análisis subjetivo…carecen de curiosidad y espíritu de aventura.

Vivimos la era de los master, cursos, seminarios, jornadas, especializaciones, etc., etc.… faltaría generar o alcanzar la era de la aplicabilidad. Si la gente aplicara a su vida personal tan solo un cuatro por ciento de la literatura “espiritual, social, de evolución individual, etc.etc.etc.” que leen o aquello impartido en las jornadas a las que asisten…el Mundo sería otra cosa... y también, decaería la rentabilidad del negocio de la purificación de las almas. Parece una exageración pero es como en la industria farmacéutica, no interesa tanto la cura como el tratamiento... es mucho más rentable y no se pierde un cliente/consumidor.

El pensador o el caminante saben que una verdad es solo un escalón más hacia el nuevo peldaño, una estación de descanso, no es un absolutismo o un final.

La esencia del ser es el seguir y la del tener, es el quedarse estático, anclado a una verdad confortable y ventajosa.

La intelectualidad como almacenamiento de información con la finalidad de marcar diferencias sociales entre los que han podido acceder a un sistema educativo y los que no, o una herramienta a tener para aplicar en la rentabilidad de su historia laboral o un sustituto al valor individual del ser, no es más que el contrasentido del conocimiento aplicado al individuo. Es decir, el conocimiento adquirido sin más aplicabilidad que la rentabilidad laboral, no tiene un mayor sentido, que el tener sin necesidad. Es otra adicción social pero, disfrazada de sabiduría. Este engaño conlleva a que la acumulación de conocimiento no sea necesariamente una mayor capacidad de análisis, es solamente una mejor capacidad de repetición. Es un sistema represivo, utilitario y practico, concebido para una forma determinada de esclavización a un sistema productivo. Fuera de ese sistema productivo no genera nada nuevo. Podríamos hasta decir que no alcanza ni al nivel de cultura (Puesto que la cultura necesita generar algo nuevo o distinto para existir - cultivar para germinar-. Es un paso al frente, no un repaso en satisfacción de un ego).

Hoy día, Internet, Google, etc., están demostrando que teniendo a mano la información, el ser Humano es capaz de establecer juicios críticos alcanzando conocimientos aplicables sin seguir un cronograma educativo planificado, es decir, sin doctrinarse. Ese recurso básico, el verdadero valor de una civilización que conforma la información, ya no está más en las manos de unos pocos (esto es un paso minúsculo ya que la gran mayoría de la población mundial es aún analfabeta en informática) estableciendo así, la soslayada esclavitud del siglo veinte, producto de la desinformación producida por la información condicionada. Hay hoy día, infinidad de ejemplos de jóvenes que realizan asombrosos descubrimientos simplemente con su voluntad de saber, su valentía e Internet; y básicamente guiándose por su intuición, estableciendo juicios críticos individuales y ejerciendo de aventureros con confianza en si mismos.

Una de las mayores contradicciones de ésta sociedad está en que, el mayor desinterés por el conocimiento se encuentra dentro de las Instituciones que regulan o dirigen ese “conocimiento”. Es decir, de las instituciones gubernamentales de la enseñanza o la educación. Sin embargo, no creo que sea algo incongruente, es simplemente una falsa identidad. En realidad las instituciones de educación o enseñanza no buscan más que la aplicabilidad en un mercado laboral dentro de una determinada sociedad y subyugada a las voluntades de una clase dominante basada en la riqueza material y el poder. Y es lo que hacen. Poco tiene que ver con la búsqueda del saber o sabiduría. Es imposible que el verdadero camino al conocimiento o a la sabiduría del individuo esté dirigido por alguna institución política o religiosa, puesto que debería ser DIRIGIDA, CONDICIONADA hacia determinados intereses (y lo es, de otra forma, basta con observar el llamado “arte” religioso o de imaginería). Por ello las artes no son del agrado de los imperialismos ni de los grupos políticos  como los europeamente llamados de derechas (digo europeamente ya que norteamericanamente, por ejemplo, no hay más que derechas por lo que la aclaración no es válida.) Y es que el arte implica individualismo y por sobre todo, un desinterés absoluto que no sea el de expresarse (de allí que solo el arte que pueda ser comercializado es bien visto ya sea por desgravación de impuestos o inversión financiera. Debe alentar consumo). Es así que los poderes políticos incursionan en el arte para poder “dominarlo, manejarlo, acotarlo”. Por esto dudo que el verdadero avance en el conocimiento sabio y creativo provenga de las instituciones convencionales, que no son más que continuistas y complacientes de un sistema impuesto.

En todo éste tiempo introspectivo pasivo, he podido deducir que la información que se propaga por medio de campos de energía (hoy llamados cuerdas), constituye nuestro ser TODO. Esto no está dogmatizado, no lo enseñan en los institutos reglados de educación. Somos un conjunto de “cosas” que no están físicamente unidas, se mantienen próximas por energía. Eso nos hace parecer a simple vista, una enorme masa, pero no corresponde al concepto de masa como algo “sólido” que tenemos en nuestra concepción de lo empíricamente conocido.

Si pudiéramos hacernos más pequeños que un neutrón y más aún, seguramente veríamos a un ser humano como un enjambre de partículas o “cosas”…”sueltas” separadas entre si pero unidas por alguna “fuerza”, igual que como vemos hoy una galaxia. Por ende, y una vez dejado de lado el concepto de ser una unidad de materia sólida e inseparable, entendemos que nos mimetizamos en todo el Universo por que somos “transparentes” como él mismo. Es decir, que toda la información del Universo que albergan las partes que lo componen y la energía que lo contiene, también nos pertenece porque somos la misma cosa. Está en nosotros. Esa información una vez identificada o decodificada por el ser humano (nuestro cerebro), se transforma en conocimiento y si le sumamos la aplicabilidad tendremos la generación de cultura.

No somos, ni nada es, materia sólida. Por ello, si “cortáramos” la energía que nos compone nos fundiríamos con todo el Universo. Lo lamento por ti Shakespeare y tantos otros, pero es a esa energía a la que yo llamo amor. Es la energía última, la más sublime y la esencial. El verdadero valor del Hombre.

jueves, 9 de julio de 2015

Derechos...

Quién se inventó los derechos humanos dio por hecho que no los había. ¿Cuáles son los otros derechos, aquellos que no son por lo visto humanos y que son usufructo exclusivo de un 2% de la población Mundial?