miércoles, 25 de febrero de 2015

Manifiesto que mi arte es eso...mi arte.



Marzio Girola

Manifiesto que mi arte es eso, mi arte.



Y no me interesa que termine esto en algún ismo o que genere escuela, y es que se me hace tan complejo escribir sobre arte, que cada vez que asoma la primera frase de alguna reflexión ya mi mente desarrolló el tema siguiente que de ésta resultará. Es más rápido mi pensamiento que mi agilidad con las teclas y como acciono por impulso intuitivo, quedo siempre inmerso entre el intento práctico y el inmenso océano del análisis.

Sin embargo, hay conceptos repetidos como por ejemplo que el arte es un acto expresivo propio del ser humano, al que puede aplicársele o no, un soporte para ser transmisible, el cual puede ser múltiple y creo que hasta infinito; y que hasta ahora contiene a las técnicas, formas o herramientas que intervienen en el espectro sensorial. Cuando interviene un interés específico la expresión se subyuga e éste y pierde autenticidad para pasar a ser una herramienta para un fin preconcebido y deja de ser arte propiamente dicho. No pertenece a la autenticidad del individuo que se expresa, al menos ya no libremente. Se condiciona a una directriz comunicativa con un interés propio específico, pierde autenticidad y pasa a codearse con la publicidad, la difusión o masificación de ideas y recae casi con toda seguridad en la necesidad práctica; pierde el sentido de obra única. Esto último limita y mucho la existencia de arte propiamente dicho y pone a medio universo humano a discutir…y yo continúo con mi pensamiento.

Al definir arte, remarco que hasta ahora contiene a las técnicas, formas o herramientas que intervienen dentro del espectro sensorial. Esto obedece a que pienso que hay dimensiones o espacios que no son sensoriales con los cuales también se involucra el hecho artístico y que aún no son conocidos o reconocidos. La física cuántica se va encargando de a poco de ello.

El camino hacia el arte lo podría resumir como la distancia que separa el pensar qué y cómo hacer, del hacer desde la intuición sin pensar. Hay un largo camino durante el cual se piensa qué hacer, se analiza cómo hacerlo, se aprende, se engulle, se alimenta, se crece… para llegar a poder expresarse por medio de la intuición producto de todo ese conocimiento adquirido y procesado (no debemos dejar pasar el hecho que hoy día hay muchísimo conocimiento adquirido y muy poco procesado. Es decir, conocimiento para ser aplicado a un objetivo practico para el que se aprende. Su aplicabilidad es simple necesidad de un sistema). La intuición no es un adelantarse a los acontecimientos de forma esotérica o mágica, Intuición es la facultad de comprender las cosas al instante, sin necesidad de realizar complejos razonamientos. El término también se utiliza para hacer referencia al resultado de intuir: “En realidad no sabía que ibas a estar allí; fue pura intuición”, “Nunca supe cuál era la fórmula química; simplemente mezcle los ingredientes por intuición”.

Este saber las cosas al instante no es magia, es conocimiento adquirido, ya sea de forma sensorial, genética y/o por cualquier otro canal o forma que aún hoy no comprendemos.

Para formar parte de un continuismo conceptual, tomamos un conocimiento existente y lo continuamos. Agregamos, ampliamos, complementamos...

Siempre me pregunté: ¿Si mi padre me hubiera dejado una casa que comenzó a construir él, con la finalidad que yo construya la mía propia, podría seguir construyendo encima algo verdaderamente propio? Lo más que podría hacer sería destruir el techo para poder seguir construyendo encima, pero seguiría influenciado por su estilo, lo que me llevaría a destruir las paredes y aún así, estaría limitado por los cimientos que habrían sido diseñados pasa su estructura. Por lo tanto terminaría por destruir todo para comenzar de nuevo en la total libertad de crear mi propia forma expresiva. Los imperialismos tienden a ser continuistas y un error es creer que se hace algo original o (nuevo) cuando se parte o comparte una directriz ya establecida. También es perder tiempo buscar traer al consciente el conocimiento que ya tenemos en el inconciente, cosa que no es necesaria. Si lo es en lo que concierne a la técnica para poder desarrollar mi idea, que eso es un segmento practico que me permite traer mi idea a un soporte o alcanzar cierto perfeccionamiento que pueda obtener la aceptación necesaria para poder ser recepcionado por algún receptor favoreciendo el acto de transmisión. (Está el gran Paco de Lucía que aprende música siendo ya el grandioso Paco de Lucía) Eso se estudia, memoriza o aprende. La Técnica.

La palabra técnica proviene de téchne, un vocablo de raíz griega que se ha traducido al español como “arte” o “ciencia”. Esta noción sirve para describir a un tipo de acciones regidas por normas o un cierto protocolo que tiene el propósito de arribar a un resultado específico, tanto a nivel científico como tecnológico, artístico o de cualquier otro campo. En otras palabras, una técnica es un conjunto de procedimientos reglamentados y pautas que se utiliza como medio para llegar a un cierto fin.

Como herramienta para lograr plasmar mi acto expresivo, es válido para mi arte, lo que no implica que la sola utilización de la técnica sin mensaje o fondo o expresión desinteresada, sea arte. Muchas veces un gran despliegue de técnica se confunde con arte. Se utiliza la técnica del artesano para transmitir una idea específica. Influenciado por la aceptación del público y su fácil comercialización, es muy común encontrar ésta suerte de artesanía de alto nivel propiciada por el consumo. Es común relacionar precio con valor artístico. Pero si revisamos ejemplos como Van Gogh podemos observar que su pintura siempre fue una obra maestra y no solamente cuando cotizó en millones de dólares. Antes de aumentar el precio o de tenerlo siquiera, ya era una obra de arte. Por lo que una cosa es el mercado y otra el arte. El artista verdadero ya reconoce cuando su obra es una obra de arte. El crítico es el vehículo de difusión que se utiliza para ingresar al mercado financiero, cotizar en dinero la obra, tener precio de mercado.

La técnica muchas veces poco tiene que ver con el arte y mucho con la belleza o los estilos, es simplemente una vía no excluyente, que facilita el camino para desarrollar arte. Lo bello y lo feo no son compatibles con el arte. Podemos hasta decir para el caso occidental, que a partir del renacimiento italiano comienza a nacer el arte cuando algunas obras dejan de ser ordenadas, codificadas y dirigidas por los poderes existentes (más allá de la época, un caso claro es el de Goya cuando es pintor de la corte y cuando pinta su serie de los oscuros). Cuando los canales de comunicación se masifican gracias a la mecanización o la electrónica, y pueden llegar a más receptores (lo cual es el interés de las clases dominantes que necesitan influenciar con su información condicionada para el manejo del juicio crítico de las masas) las artes tienen un espacio para aflorar ya que la técnica del artista deja de ser demandada, al menos directamente, como panfleto de los poderes que poseían la capacidad de difundir esas “artes”. No debería tener precio comercial el arte, lo condena al interés específico de los mercaderes, cuyos principios éticos poco tiene que ver con el arte. Que una obra de arte cotice en alza en el mercado no necesariamente implica calidad artística, también responde a los intereses financieros que giran alrededor de éste (lavado de dinero, evasión de impuestos, etc.). El desconocimiento y falta de información del público en general hace que impere la opinión de los “entendidos” y éstos, siempre responden a los mismos núcleos de poder o a sus propios intereses. El arte no escapa a las indecencias del mercado del dinero y ese paso necesario por una opinión de críticos es una de las características que diferencia a un producto comercial de un producto cultural.

El artista cuando se expresa libremente puede trabajar sobre todo soporte existente bajo la aplicación del conocimiento adquirido y en comunión con aquel conocimiento que tiene per sé y que deja emerger desde el inconciente, genera autenticas formas expresivas. Vemos casos como Picasso que acomete todo soporte como el más diestro y alcanza en la “sencillez” más pura y “menos pensada” al final del camino su más pura expresión, al igual que un Matisse. Avanzar en arte implica necesariamente la utilización de distintos soportes. No creo que eternizar una idea como verdad absoluta y sobretodo inmodificable tenga mucho que ver con el arte. Es simplemente la repetición de algo que sabemos es aceptado y aprobado. Comodidad. Una muestra de miedo. Nos jerarquiza. Alimenta nuestro ego. Termina siendo de algún modo, algo interesado.

No arriesgar nuevos soportes y adentrarse en el desconocimiento parcial de nuevos materiales, quitan espontaneidad en el dialogo y la improvisación con el soporte, generando dureza expresiva. El arte no obliga al soporte el someterse a la idea, ni a la idea que sea posible para el soporte. No somete. Complementa. Idea y soporte no se someten a un fin predeterminado, sino que van complementándose a lo largo del recorrido de la obra.

El solo trabajar un formato especifico por que sea más o menos demandado ya condiciona la obra. El sostener que toda necesidad expresiva necesita del mismo soporte es empobrecer la obra a mis propias limitaciones. Condicionarla.

El primer requerimiento del arte es poder reconocer el soporte que necesito para que éste “impulso expresivo” de ahora, pueda comunicarlo en armonía, dialogar con ese soporte para que entre los dos podamos generar la obra y hacer una totalidad (vean los mármoles de Bernini).

Habla, comunícate con aquello que ves y tamiza aquello que sientes, escucha sus matices y temperaturas. Abrázate al color, hazte barro, hierro o madera, dilúyete como la voz, energízate como la música, deja de ser ego y tampoco seas ellos…simplemente hablen juntos…háganse arte…humanícense.

Nadie analiza cómo ama, simplemente lo hace y el que piensa pierde o bien, no sabe amar y debe buscar una técnica que le permita hacerlo…continuismo en otro.

El verdadero sabio no muestra a quien pregunta, el camino que él ve; simplemente muestra las hojas que no le permiten al otro ver su propio camino. En el verdadero conocimiento no hay ni espacio ni tiempo, ni adelante ni atrás, ni arriba ni abajo…es solo tu que construyes y convalidas tu propia existencia. Es donde se es o se imita.

El conocimiento condicionado debe ser trasmitido, regulado y dirigido…es su esencia básica para lograr una aplicabilidad práctica acorde a las necesidades de la sociedad que lo necesita. Aquí entramos en otra polémica­: el entusiasmo, aquello que llamamos vocación, amor, es lo que determina el desarrollo de nuestras capacidades. Este “interés” aprende por si solo sin necesidad de establecerse en una conexión consciente. Con los nuevos sistemas en los estudios superiores, que los puntos adquiridos en los exámenes finales son los que determinan qué carrera profesional podrá continuar el estudiante, solo generan profesionales sin vocación que no alcanzan a la mejora del sistema, solo a su continuismo. Pierden el verdadero interés, la vocación y solo prima la rentabilidad. Esa vocación es algo más poderoso que nuestra pequeña capacidad de comprender y que solo es derrotado por la castración de la educación que condiciona al individuo al aprendizaje practico con aplicabilidad específica en el mundo laboral.

El arte no es ni más ni menos, que la universalidad del Hombre para entender la vida, despojado de todo insulto inquisitivo acondicionador del pensamiento, que pretenda decirle qué debe saber. El hombre sabe desde antes de comprender y el arte lo deja en evidencia.

El pintor puede o no ser un artista. El escultor puede o no ser un artista. El músico, puede o no ser un artista. Hasta el poeta, puede o no ser un artista…El artista, de alguna manera es pintor, escultor, músico, poeta…sin siquiera haberlo querido o pretendido. De tal forma es así, que se da cuenta que lo es, cuando se lo hacen notar...y es que en su interior, es cotidiano.., compone su normalidad.

Me lo dijo Jorge Errandonea, 1986, él en la dirección de la reapertura de la Escuela de Bellas Artes en Montevideo y profesor; yo, alumno y obrero de la reconstrucción, cuando en el segundo año ansioso le pregunté: “¿Vasco, aquí de qué nos recibimos?¿Qué título nos dan? Mirá -me dice el vasco- aquí sos o no sos, y para cualquiera de los dos casos ¿qué te preocupa el título?”

Después la vida te enseña que está lleno de títulos que no son y de no títulos que si son... eso que un tal Fromm llamó el ser y el tener.





Marzio Girola 2015