jueves, 5 de noviembre de 2015

Instante

Vivimos un instante de mucho ruido y poco entendimiento. De tantos que nos hablan no llegamos a es cuchar a ninguno. Es la revolución de las revoluciones. La nausea del empacharse de información, la mentira de darse estatus social repitiendo frases precocidas al alcance de todos, la hamburguesa barata, el dos por uno y los ropajes a precio de sangre.

El instante en que la básica ecuación debe ser comprendida. Si necesito todo saber, poco tiempo tendré para hacer…Es la revolución de juicio crítico y de la confianza en si mismo.

Vivimos el siglo de la “seguridad”. Ésta palabra dirigirá los destinos de éstas generaciones. Ya muy trabajada y pulida en todos estos años pasados, está lista para ponerse en práctica.

Hubieron revoluciones de territorio, de espacios sociales, de poder…siempre de poder en alguna u otra forma. Hubieron también revoluciones de amor y convicción…Gandhi, Madre Teresa, Ernesto…aquello que llamo poesía guerrillera.

He comprendido que vivimos un tiempo en el que solo encontrar el verdadero significado de las palabras podrá alejarnos de la ignorancia. Para mi la verdadera ignorancia no es, no saber sobre aquello que la sociedad que compones pretende que sepas, es no aprender del entorno, no propiciar aplicabilidad y no generar el propio aprendizaje. Éste entorno se nos transmite o identifica por medio de palabras y si éstas no e ajustan a su significado, poco habremos de aprender. Hemos constatado ya que la palabra ha sido muy mentida, disfrazada y manipulada casi “genéticamente”, alterando los componentes que conforman nuestro pensamiento. Esto que hoy llaman virus informático hace tiempo está siendo utilizado como virus conceptual Humano, es más que sabido y constatado.

Hoy la auténtica revolución está en encontrar el verdadero significado de las palabras y obrar en función de ellas para tener la esperanza de que futuras generaciones comprendan y puedan establecer su propio juicio crítico ante el juicio institucional.

No es igual un revolucionario que un terrorista. Educación que Cultura. Saber que entender. Repetir que analizar. Ser que Tener. Auténtico que pobre. Básico que confort. Tolerar que soportar. Valor que precio. Reunión de amigos que red social.



Donde hay una bala hay un consumo enmarcado dentro mercado más rentable y atroz que pudiera haberse inventado el Hombre. Eso no es revolución. La verdadera revolución es cuando se logra transformar con la consecuencia inmediata de una sonrisa y el resultado final de la alegría generalizada en TODO el grupo social revolucionado.

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