Lo que no hemos aún comprendido en éste nuevo Mundo de Internet, es que ha quedado al descubierto la ignorancia, como un acto de libre elección de las mayorías que tienen acceso a dicho espacio. Ya nadie puede decir “no tenía cómo saberlo”. Entramos en un nuevo juego en el que el conocimiento deja de ser un monopolio de las clases dominantes, que no es lo mismo que el permiso a ejercer oficialmente mediante algún conocimiento específico, una actividad diplomada al servicio de una sociedad (que sigue estando bajo ese permiso). Dentro de lo incomprensible hemos modificado el tiempo alterando las distancias, modificando velocidades. Desde mi escritorio tengo acceso a todas las bibliotecas, libros, publicaciones del Mundo…puedo ver el Mundo entero en imágenes y participar a tiempo real de actividades en cualquier parte del Planeta, ver distintas opiniones. Comparto imágenes en tiempo real a distancias ilimitadas, etc., etc.,etc. Hemos reducido el tiempo, modificando velocidades y distancias, en cifras que se podrían traducir en años. Vamos muy rápido. Tal vez esa aceleración nos aproxime más al fin del ciclo, tal vez seamos los únicos seres del planeta que hemos alterado el tiempo… quién sabe. Lo que si es cierto ya, para quienes tienen acceso a Internet, es que la ignorancia es una elección personal. El miedo ya está encriptado en nuestra programación, solo necesita que lo elijamos como escudo de vida para certificarnos entes. En Internet, el tan utilizado “no lo sabía” (antigua excusa) hoy tiene dos posturas: “recién me llega, lo busco” o el auténtico y sincero “verdaderamente no me interesa”. Una vez más nos acercamos a esa posibilidad de tener que aceptar que el gran problema no son los sistemas impuestos, sino el miedo que conlleva al desinterés individual que permite imponer sistemas. De hecho, cuando la gente se ha movilizado con dignidad defendiendo su derecho básico que es la igualdad, siempre ha triunfado.
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