lunes, 4 de enero de 2016

En 2015...

Ha quedado claro éste 2015 más que nunca lo lejos que está la política de los ideales que promulgan los derechos universales. Al menos por honestidad personal es hora de ser maduros y dejar la hipocresía que otorga el facilismo de copia y pega, y opinar con bases fundamentales mínimas. Para hablar de política simplemente recurran a los datos históricos o estadísticas (no se pueden declarar estados de crisis o de bonanza cuando los números analizados por organismos internacionales y nacionales determinan lo opuesto) y si no es ser muy exigente, analizar con un intento de visión global, ya no hay países aislados. Si van a hablar de justicia social, contar lo que hace cada uno por ello ya que no será la política que protagonice el intento, nunca se ha ganado un partido sentado en el banquillo de suplentes. Cuando veamos lo que cada uno hace por la justicia social veremos las probabilidades de que ésta se ejecute. 

Hoy estamos todos creyendo que alguien escucha todo lo que nos explayamos en las redes y con eso, nos acostamos de noche creyéndonos activistas en algo. Si lo vemos con detenimiento, son todos pequeños puntos aislados que mantienen un patrón de cantón, algo así como un caldo de neuronas desconectadas. Esto es un estado ideal para los sistemas dominantes ya que ejercen una especie de masturbación para los intentos de transformación o crítica, en pequeños cantones de donde no trascienden. Es un intento de cultura que al no tener aplicabilidad en lo social, queda en simple conocimiento estatutario o intelectualismo elitista. El saber que no se aplica es tan triste como un libro en una biblioteca... un mero adorno.

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