jueves, 20 de abril de 2017

Hoy me levanté algo cansado

Hoy me levanté un algo cansado y creo que de ser un humano. Miré por la ventana, un viento de unos 100 kilómetros hora auguraba un día difícil y un crucero que dio media vuelta hacia mar adentro en su intento de ingresar a puerto, lo auguró como imposible. Venía de escuchar las primeras noticias y me embargó la lástima. Pensaba que si tuviera la milésima parte de la riqueza que ostentan cualquiera de los dirigentes de los grandes países, seguramente estaría disfrutando mis últimos días por ésta historia en alegría, viendo y amando éste Mundo y seguramente re corriéndolo con Isabel y nuestros propios entuertos. Da lástima ver a ésta gente con todas las posibilidades que tienen someterse al sufrimiento diario de la presión mediática, el estrés y esa enfermedad que configura el poder viral que los convalida en muchos casos asesinos, genocidas… Hablan de obrar por sus familias y su gente. En mi ignorancia supongo que de ser así procurarían primero por su medio ambiente, el aire que respiran, lo que comen o beben; de otra forma es como hablar de la cubierta de un barco cuando tiene un agujero en el casco que hace agua. Qué sería de ésta pobre gente si todos tuviéramos la misma enfermedad de poder, si comprendieran la palabra finito o si un día descubrieran el amor por ejemplo, cómo podrían configurar su vida anterior. Hoy me levanté un algo cansado de toda esta gente con claros síntomas de demencia por éste virus del poder que emerge como la irracionalidad más absoluta de la humanidad. Soy más poderoso cuanto más capacidad de destrucción tengo…no se puede ser más idiotas ni tener más claros síntomas de estar verdaderamente enfermos, y me refiero tanto a ellos como a quienes con el voto o complacencia los colocamos en el poder.

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