lunes, 11 de abril de 2016

No hacer nada...

Escucho decir de manera reiterada: No voy a hacer nada ya que de todas maneras no iré a ninguna parte o igual no sucede nada. Así hasta que llegamos a la célebre frase: hoy no voy a hacer nada, me voy a quedar durmiendo…En ese momento recapacito de que en realidad nos engañamos al decir no haré nada, por que no es el no hacer a lo que hacemos referencia, es el hacer algo de lo que pensamos sea nada. Es como un engaño magistral ya que el problema no es no hacer algo, es pensar que hay algunas acciones que son hacer algo pero que registramos como que es hacer nada.
La nada es nada y no se ejecuta, por lo que no hacer nada es hacer algo que suponemos es nada. Por ejemplo, dormir es tomado como no hacer algo y lo entendemos como la nada, decimos que no haremos nada cuando dormir ya es hacer algo. ¿Y qué con esas acciones o cosas que hacemos que son nada? A nadie se le ocurre decir hoy no haremos nada, haremos el amor. Te mirarían como si estuvieras loco. Sin embargo se acepta decir hoy no haré nada me quedaré pensando…
No es rebuscado esto que medito en voz escrita, no es muy complejo y menos inofensivo. Es parte de nuestra programación ciudadana. Hay acciones que las hemos programado como nada…curioso no? Más curioso aún cuando el hacer se corresponde con lo motriz, con la maquinaria, con la acción y el no hacer nada apunta a la individualidad del ser…
Ahora bien, si cambio el sentido de la circulación y pienso que cuando se dice: hoy no voy a hacer nada, me voy a quedar durmiendo; en realidad estamos diciendo que hacemos siempre nada, es decir, que lo cotidiano es hacer nada. Por eso cuando dejamos de hacer lo cotidiano decimos con razón, que no haremos más la nada de lo que hacemos todos los días a esa misma hora y nos quedaremos durmiendo, es decir, haciendo otra cosa que en realidad si es algo…esto es aún más curioso.
¿Qué será lo que realmente registra nuestro cerebro cuando conformamos esas frases tan llenas de engaños?

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