Me desconcierta un poco la gente que sabe mucho de lo poco que conoce...Es como si alguien hablara de su pareja diciendo: me casé con mi pareja por que me dijeron todo lo que debía saber de ella...y lo se todo de ella. Qué poco valor que damos al criterio propio si concebimos el saber como un repetir el conocimiento de otros. Como si hubiera un único camino hacia la vida y ya ha sido recorrido. ¿Quién dijo que avanzas cuando vives de pensamientos ajenos? Simplemente que quedas estático en el tiempo en que fueron elaborados éstos...y te mantienes en un letargo interminable fuera de tu tiempo. Pienso y luego existo, es como decir soy y luego pertenezco. Coincidir con las mayorías nunca fijó nuevos caminos, y hablar por experiencia ajena solo ha detenido los tiempos. Uno en realidad no aprende nada nuevo con aquello que le enseñan, simplemente se estimula a interpretar lo que ya sabe...si es que no teme cuestionarlo todo... y se contente con ser un simple acumulador de información ajena con un estatus social de culto o intelectual, que le permita trascender su segundo de vida.
Cuando los faltos de dinero sustituyen esa valoración social con violencia, les llaman delincuentes y cuando lo sustituyen por conocimiento almacenado, los llaman intelectuales. Cualquiera de los dos son mera necesidad de trascendencia.
Cuando los faltos de dinero sustituyen esa valoración social con violencia, les llaman delincuentes y cuando lo sustituyen por conocimiento almacenado, los llaman intelectuales. Cualquiera de los dos son mera necesidad de trascendencia.
Ni la delincuencia ni la intelectualidad social han contribuido a transformaciones. Por más que son totalmente diferentes y claramente diferenciables, la violencia es sin dudas deplorable y la intelectualidad tolerable. Por más que genere más reacciones la primera que la segunda.
Muchos pueden estar viviendo la vida de uno...y solo uno su propia vida...aquel que cuestionó la misma existencia...
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