sábado, 11 de abril de 2015

Solsticios

Hoy es día de solsticios.

Ya ni la muerte es un final, solo la quietud, el vacío o la imbecilidad acusan inexistencia…

Cansado de repetir aquellas frases autorizadas y amortizadas con mucha tontera, que nos hacen amables, queribles, aceptables por la realidad o realeza y nos posicionan como buenos; me abrazo al éxtasis de ser, luego de haber andado y vivir recostado al sur de la duda, danzando con la inquietud de comprender y guindado al porqué y al qué. Un ignóstico desquiciado.

Desosado y descarnado me diluyo ya sin materia entre la visión ciega de la creencia de que la fabrica de imbéciles es un éxito pletórico de demanda Mundial y me despego del amor imbécil que arto ya de fabricar muertes, suicidios, llantos y renuncias, condena a la masa zombie a la cultura del miedo, de lo imposible, de la insatisfacción y del despojo del simple derecho a tener valor propio, autoestima y autorrespeto. El auto- descrédito de pensar que no tenemos capacidad de amar desde la alegría, a lo que las religiones se pliegan, pregonando que el sacrificio es el camino de la redención para una certificación (sin firma de notario) de un bienestar post/mortem…

Ayer escuchaba una charla de Fernando Castro Flórez en la noche de los libros de Málaga, la cual, más allá de concordancias, pregonaba autenticidad de pensamiento, credibilidad en cuanto al sentir desinteresado del artista y evidenciaba, la maquinaria de la fábrica de imbéciles.

Me llamó a la cordura que imparte el pensamiento libre y no a aquel real o ciudadano. Me convidó, de algún modo, a comenzar a crear un grupo cultural que defendiera la autenticidad del pensamiento individual con sentido creativo y constructivo (no meramente quejoso e inmaduro) como único valor de futuro para la reivindicación del Hombre como ser almado (que difiere mucho de armado)…es cosa de comenzar.

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